Comprendiendo el Terror.

Algunos amigos me han preguntado qué de atractivo tiene leer novelas clásicas? Soy completamente honesto, antes de embarcarme en este propósito personal de entregar una parte de mi vida a la lectura, diré que no encontraba «útil» acudir a lo clásico para encontrar respuestas a muchos problemas de hoy.

He tenido que leer dos veces «Crimen y Castigo» (a los 19 y ahora) para entender que no se trata de encontrar respuestas, sino de hacer las preguntas correctas para encontrar las respuestas adecuadas. Ésta novela fue escrita en 1866 y mantiene una vigencia absoluta a partir de los dilemas que sus personajes nos muestran en su desarrollo.

El joven estudiante de derecho Raskólnikov decide asesinar a una vieja usurera que lucraba con la necesidad de la gente pobre. Rodia, inspirado por un sentimiento de superioridad moral e intelectual, decide asesinarla para alcanzar un propósito mejor: Acabar con la «injusticia» y el abuso ocasionado por alguien que se vale del poder económico para someter a las personas. Rodia se siente por encima de la ley y se autoproclama como el ejemplo de lo que se debe hacer para conseguir la justicia. Pero la culpa, el amor de su familia, el de Sonia y la figura de un Dios negado, le permiten dar un giro que lo estimula a afrontar su destino: Pagar su culpa y asumir las consecuencias de su elección.

Ciento Catorce (114) años después un seudo «profesor de filosofía» (filósofo de cantina en realidad) decide ungirse de la misma soberbia moral e intelectual y concluye de que es válido asesinar (no a uno sino a todos los que se opongan) para alcanzar un propósito social «superior»: El poder «del, por y para el pueblo». El protagonista de esta historia es Abimael Guzmán, quien adopta el mote de «presidente» con el objetivo de darle mayor significado a su aventura criminal. Quizá la analogía sea forzada y simplista, pero debo admitir que (para mí) es adecuada en el punto de que Guzmán se sintió por encima de la ley (moral y jurídica) y que su soberbia y «superioridad» trajo como resultado la muerte de Miles de peruanos.

Es preciso leer Crimen y Castigo para entender la mente de un criminal. Al leerla entendí que no basta con simplemente odiar o condenar al enemigo; es necesario comprender cómo piensa y qué lo inspiró a materializar su crimen para así poder derrotarlo. La frialdad de Rodia es similar a la del criminal Guzmán. Rodia entiende la naturaleza de su error y lo enmienda no cuando sus perseguidores lo hostilizan y/o lo agreden, sino cuando descubre que el amor de su familia y de Sonia lo motivan a descubrir la verdadera naturaleza de su crimen.

Ciertamente creo que Guzmán morirá aferrado a su ideología de sangre y terror. Nunca podrá entender que ninguna idea o ningún propósito de «justicia social» justifica jamás el asesinato de ningún ser humano. Creo sí que es posible conseguir la redención de aquellos que encuentran una esperanza en las ideas de Guzmán. Es posible demostrarle a ese sector que ellos también son importantes, que forman parte de nuestra sociedad, que es posible que puedan tener acceso a mejores oportunidades a partir de resolver sus necesidades más esenciales (no su vida). Es posible alcanzar la reconciliación atendiendo la pésima educación pública, la falta de agua y desagüe, mejores condiciones de salud y mayor integración en infraestructura en favor de aquellos que se sienten marginados y descartados. Rodia es parte de esa sociedad marginada que en medio de una pobreza encuentra en la educación la única posibilidad de superación.

Crímen y Castigo es una de las mejores novelas psicológicas de la historia. Los invito a leerla.


https://youtu.be/QeRj-oswZ7I

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